Viajar con los ojos cerrados II: Pamplona 2014

por Gonzalo Paraíso

A finales de octubre del año pasado les escribí aquello de “Viajar con los ojos cerrados”, 10 canciones que cada vez que las escucho, si cierro los ojos me llevan a otros lugares. A los lugares en los que me encontraba cuando las escuchaba o cuando las escuché por primera vez. Les dije, también, que les iría contando el porqué de cada una de esas canciones, así que de forma totalmente aleatoria, empezaremos por Stolen Dance de los alemanes Milky Chance.

Lo primero de todo es situarles, estamos en verano de 2014, más específicamente en la primera quincena del mes de julio, en Pamplona… si hacen los cálculos, Pamplona más primera quincena del mes de julio es igual a San Fermín. Ese viaje fue muy especial por varios motivos, entre ellos que fue el primer año en San Fermín y que fue mi primer road trip con amigos. Fueron 3 días pero los disfrutamos como si no hubiese un mañana, como si el lunes no tuviésemos que volver a trabajar.

Salimos un viernes por la mañana y pasamos allí un magnifico fin de semana, aprendimos a beber en bota, bebimos sangría -la justa y necesaria-, descubrimos los mejores mejillones del planeta y que se puede dormir 6 horas en dos noches y aprendimos que no podíamos irnos de ahí sin dejar de hacer todo lo que queríamos porque “hasta el año que viene no vamos a volver”.

Estamos en 2014, aquel verano nos hartamos de escuchar a Enrique Iglesias y Gente de Zona con su Bailando y las Travesuras de Nicky Jam (remix incluido), bien pues multipliquen eso por 10 y tendrán las veces que escuchamos esas canciones durante el viaje. Lo suyo sería haber elegido una de esas dos canciones, habría sido lo fácil y rápido, pero eso no va mucho conmigo.

Así que ahí estábamos, desayunando después de una larga noche de fiesta que decidimos terminar cuando vimos salir el sol, en un bar con el suelo lleno de serrín al principio de la calle Estafeta (dónde si no) con la música tan alta que teníamos que chillar entre nosotros para escucharnos, apurando los últimos bailes de la fiesta (la música acompañaba bastante), con nuestro atuendo mínimamente limpio (gafas de sol incluidas) y de repente sonó esto:

Después de dos días escuchando lo mismo fue como “y esto?”, pero tenía su “rollete”, así que saqué mi móvil, hice “Shazam” (probablemente la mejor aplicación jamás creada) para poder guardármela y añadirla a mi lista de Spotify. Y así fue como descubrí Stolen Dance, a Milky Chance y su disco “Sadnecessary”.

Las fiestas de San Fermín son de visita obligada, son viajes que se han de hacer al menos una vez en la vida, más o menos días, pero hay que ir. Y si es con amigos muchísimo mejor. Y si no me quieren hacer caso a mí, se lo pueden hacer al maestro Hemingway al que era raro no encontrarse durante esos días en la capital navarra, hecho que le llevo a escribir el libro “Fiesta” en el que relata la historia de unos amigos que van a disfrutar de unos días en Pamplona en esas fechas.

Foto: web oficial de San Fermín

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