Una Navidad de otra galaxia

por Lea Buendía

Andaba yo pensando el tema de este post de hoy… (que si Navidades, que si Fin de año…) cuando mi pareja me pidió –mejor dicho, imploró– que fuéramos a ver la última de Star Wars al cine. Tranquilos, no spoilers.

Vaya por adelantado que no soy una fan –mejor dicho, fanática– de la saga. He visto los films y conozco la historia (modo ciudadano de esta galaxia nivel medio), pero hasta ahí. Mi novio, por el contrario, es de esos a los que se les erizó el vello al ver el tráiler, y casi le cae una lagrimita al ver al Millenium Falcolm (o Halcón Milenario) viajar a la velocidad de la luz entre ese cielo azul chispeado. Un nostálgico, vaya. O un fan fatal que ha vivido amargado estos primeros días por miedo a escuchar en susurros algún detalle revelador de la película. Algo que parece más habitual en mi entorno (compañeros, amigos e incluso familia) que mi ignorante situación. Porque tantísimo alboroto pienso siempre…

En fin, sabedora de mis defectos mundanos, ese mediodía lo dediqué a merodear entre artículos sobre la saga para ponerme al día. Lo cierto es que La guerra de las Galaxias tuvo un éxito brutal en su momento y cambió para siempre la forma en que la sociedad –y la industria– entendía el cine. Y algo que llamó más aún mi atención: La guerra de las Galaxias supuso para muchos la primera oportunidad de viajar a otros Universos. Mundos paralelos y paisajes increíbles de otro planeta que nutrieron para siempre el imaginario colectivo.

Gracias al éxito de la primera película, el cine le cogió el gustillo a eso de seguir a un héroe por donde quiera que la suerte lo llevara. Y gracias a eso, a su vez, muchos espectadores pudieron simplemente viajar desde sus butacas, que no es poco.

La literatura había logrado ese tipo de magia mucho antes –al hidalgo Don Quijote, sin ir más lejos, me remito– y ahora su hermano pequeño cogía el relevo. La grandeza, supongo, de los films de Lucas es que todo lo que pasaba en esa lejana lejana Galaxia mucho mucho tiempo atrás, podrían pasar aquí y ahora a los entusiastas espectadores. Y ahí, amigos, radica el secreto.

Como no, la idea original, según cuenta la leyenda, surgió precisamente de los libros. George Lucas creó su fascinante universo a partir de El héroe de las mil caras, un libro Joseph Campbell publicado en 1949, que hace hincapié precisamente en que los héroes, no importa de donde sean ni ha que cultura pertenezcan, pasan por experiencias, ciclos o aventuras similares. Empatía, amigos.  Y dicho y hecho, lo magnífico de Star Wars es que por mucho que las historias y decorados de la saga nos parecieran tan fantásticamente fantásticos, de otro mundo, eran de lo más terrenales. “Ten muy presente que tu enfoque determina tu realidad”, que diría Yoda.

La red está repleta de listas con los mejores emplazamientos donde se filmaron escenas de la saga. Y para mí eso tiene más gancho que la voz profunda de Han Solo diciendo eso de “It’s true, all of it” en ese nuevo adictivo trailer.

1174999_10151924228358417_1890397090_nResulta que Star Wars se ha rodado en infinidad de emplazamientos, hasta algunos en los que he estado, como la Plaza de España sevillana, que se convirtió en la ciudad de Theed, para el Episodio I y el Episodio III.  La verdad es que debo confesar que servidora creía que las películas se habían rodado en desiertos –como el de Túnez, que, como he leído ya infinidad de veces, sirvió de inspiración y escenario para crear Legoland– y platós, y que ahí acababan las rutas turísticas por los espacios relacionados con la saga, pero nada más lejos de la realidad. Ya he dicho al principio que era seguidora de los films nivel principiante…

De hecho, me ha sorprendido encontrar más de una (dos y tres) empresas que ofrecen paquetes de viajes para visitar algunos de estos sitios. En Túnez la oficina de turismo organiza hasta semanas temáticas. Y algunas empresas incluso están especializadas en la materia.

Hay de todo: palacios y plazas; bosques y desiertos; e incluso antiguos templos mayas… He aprendido que el archiconocido Valle de la Muerte en que se encuentra el Palacio del inmenso Jabba está en realidad en EE UU, en California; y que los restos de las ruinas mayas de Tikal, en Guatemala, fueron la base rebelde de Yavin 4 en el Episodio IV.

Lago-di-ComoBasta con subir hasta la cima del templo para ver los templos que aparecen en la película. El Lago de Como, en el norte de Italia, dónde también he estado, ha representado también a Naboo en dos ocasiones. El glaciar de Hardanger, en Finse (Noruega), simbolizó el planeta glaciar Hoth, en el Episodio V: El Imperio Contraataca y los picos de piedra Phang Nga Bay, en Tailandia fueron el hogar de los wookiees, los que vivan en copas de árboles en el planeta Kashyyyk, en el Episodio III.

20090503_6305_GuilinLa impresionante ciudad de Guilin en China, fue la fuente de inspiración para crear el Planeta Kashyyyk. Los enigmáticos Ewoks, viven en realidad en el Parque Nacional de Redwood, en Estados Unidos, donde se encuentran en realidad los bosques de Endor; y Leia, queridos amigos, no nació (o creció) en Alderaan sino más bien en Grindelwald (Suiza) entre el Eiger y el Wetterhorn.

Aunque lo que más me gustó fue conocer que para el Episodio III: La venganza de los Sith, se grabaron varias escenas de la erupción del volcán Etna, en Sicilia, que fueron el fondo de la pelea entre Obi-Wan Kenobi y Anakin en Mustafar. Mira por dónde, he pisado la tierra volcánica que hizo a Anakin enfundarse la armadura oscura. Sí, yo siempre he sido más de Darth Vader…

Obi_Wan_7

Lo mejor es que he encontrado también webs con apasionantes rankings puntuando esas atracciones turísticas. ¿Lo más sorprendente? La más votada no és la Granja Lars y el desierto de  Tatooine (en Matmata, Túnez), sino los distintos Legolands esparcidos por el planeta. Sí, habéis leído bien, los parques temáticos de Lego donde se han reconstruido muchos de los escenarios de la saga con las célebres y diminutas piezas. La misión: instruir a pequeños nuevos padawan menores de 13 años en auténticos Jedi. Parece que asistimos a un nuevo despertar de la fuerza.

Star wars tunez

Yo por mi parte ya husmeo las exclusivas que desvelan –atención, ahora sí, spoiler–  las localizaciones de esta nueva entrega para ver si hay cosas interesantes. Resulta que la isla de Skellig Michael, en Irlanda, un lugar aislado al que sólo es posible llegar en barco y dónde se conservan unas curiosas y viejas cabañas de piedra es el escenario de la escena final.

Estoy por hacer las maletas antes de comprar las entradas para ver la película de las Navidades.

¿Quien dijo aquello de “Difícil de ver el futuro es”?

Lea Buendía

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