Iznájar, el embalse que es un mar de interior

por Redacción

El embalse de Iznájar, más conocido como Lago de Andalucía, tiene un perímetro total que supera los 100km y sus aguas proceden del río Genil. Un auténtico mar de interior que se ha convertido en punto de partida de numerosas rutas senderistas para conocer un entorno casi virgen, unos paisajes únicos jalonados por olivares y el inseparable municipio de Iznájar, al que casi rodea con sus aguas, y que da nombre a tan emblemático embalse.

Sin embargo, pocas personas saben que, durante los meses de otoño e invierno, los paseos por este paraje se enriquecen porque al bajar el nivel de sus aguas, salen a la luz diversos enclaves subacuáticos, que son vestigios de su pasado y de la historia más reciente de esta zona cordobesa en las estribaciones del Parque Natural de las Sierras Subbéticas.

Muchos vecinos de Iznájar aún recuerdan cómo en la segunda mitad de la década de los 60, antes de la inauguración oficial del Embalse en 1969, muchas viviendas, fábricas, carreteras o puentes desaparecieron sumergidos por las aguas de este lago aún en construcción. Así, una parte del municipio junto con sus tierras de labor más productivas y de los recuerdos desaparecían por completo anegados por las aguas.

Sin embargo, hay años que con la bajada de los niveles de agua se crean nuevas rutas por las que pasear y en las que descubrir estos restos que en su día quedaron cubiertos por el agua. Hay que recordar que el Embalse de Iznájar y su presa fueron considerados en su día como una de las obras de ingeniería civil más importantes y grandes realizadas en España.

Los meses de otoño e invierno devuelven a la retina imágenes olvidadas y traen a la memoria cómo era el modo de vida en esta zona durante los años 60. Junto a las huertas, también estaban los molinos, las fábricas de tejas que daban trabajo y sustento a esta localidad o los caminos que llevaban a fincas, cortijos y otras pedanías cercanas. Un ejemplo de esa actividad económica y productiva que se puede ver en un curioso paseo por la orilla del embalse es la chimenea de la zona del Puente de Hierro que en su momento formaba parte de la orujera de la fábrica de aceite de Industrias Belo y que se sitúa en la que antiguamente era la aldea del Barrio de San José.

No en vano Iznájar está rodeado completamente de olivares y tanto el aceite como las olivas son una pieza fundamental a todos los niveles. En esta misma zona se encuentran diversos restos de lo que fueron las viviendas de vecinos iznajeños que no tuvieron más remedio que emigrar ante la inminente construcción de esta obra civil e hidráulica, hoy motor económico y fuente de nuevos recursos para la zona. A su lado, los caminantes encontrarán los restos de lo que fue una antigua torre de luz que todavía conserva el marco de entrada y dos de los vanos de las ventanas y que en su momento abastecía a esta aldea y alrededores de energía eléctrica.

Otro de los vestigios es el que se conoce por los lugareños como el Puente Molinillo cuyos cinco arcos de medio punto se muestran a la perfección cuando baja el nivel del agua del embalse en esta época del año para después volver a sumergirse en los 981 hectómetros de agua que puede llegar a acumular este Embalse tras las lluvias de invierno y primavera. Esta estructura de piedra es probablemente una de las más características de todas las construcciones anegadas tanto por su tamaño como por ser una de las que se encuentra en mejor estado de conservación. Incluso ahora que ha bajado el nivel de las aguas se puede pasear por él con total seguridad y disfrutar de este viaducto de piedra que comunicaba Iznájar con Rute por la antigua carretera del Remolino.

 

En mitad de las vistas espectaculares que ofrece el Puente Molinillo asoma de nuevo otra chimenea que, vuelve a tratarse de una orujera, pero en este caso de la fábrica de aceite del Conde de la Revilla. Esta se encuentra en la zona que se conocía como Fuente de Iznájar y estaba justo en los extramuros del casco urbano.

Año tras año estos enclaves subacuáticos dejan de estar cobijados por las aguas del Embalse de Iznájar para recordar a los iznajeños y a los viajeros la historia que guarda en su interior. Hoy, su importancia es vital para toda la zona de la Subbética Cordobesa y abastece de agua a más de 200.000 personas.

Su zona de regadío ha crecido hasta las 75.000 hectáreas y la central eléctrica que se creó, una de las más importantes de Andalucía genera hasta 100 millones de kilovatios hora anuales. Sin olvidar que su orilla alberga el paraje de Valdearenas, una playa de agua dulce de más de 1,5km de largo en la que también se ubica la Estación Náutica Lago de Andalucía donde se pueden practicar diversos deportes náuticos como piragüismo, paddle surf, vela. etc.

Además, los visitantes pueden poner punto y final a sus paseos por esta zona en el Centro de Interpretación del Embalse de Iznájar donde pueden descubrir cómo se creó este mar de interior, con fotos antiguas del proceso de construcción de esta obra de ingeniería junto con herramientas del proceso además de informarse de toda la fauna y flora que rodea esta zona y que puede verse en cualquiera de los paseos por los alrededores de este Lago de Andalucía.

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