Las mejores ideas para un otoño activo en Menorca

por Magellan

Practicar senderismo por un histórico camino que circunvala la isla, pedalear por una veintena de rutas cicloturistas, pasear a caballo hasta llegar al mar, brujulear en kayak por su recortada costa y, como guinda, volar en parapente. ¿Puede alguien resistirse a este repóker de experiencias?

Más allá de sus mil y una calas y playas –su más potentente imán veraniego– Menorca es el destino perfecto para los amantes del turismo activo. Y otoño, por la moderada climatología de la isla, es la estación perfecta para ponerlo en práctica. Estas son las cinco pistas…

1 – Paseos a caballo… hasta llegar al mar

Menorca es tierra de caballos. Tiene una raza propia (de capa negra, fuertes crines y mirada viva), forman parte de una de sus grandes tradiciones (los ‘jaleos’ veraniegos), hay una Feria dedicada a ellos (mayo, en Es Mercadal), un glamouroso evento al estilo del británico Ascot, ‘Hats & Horses’ (mayo, en Ciutadella)… y, claro está, son también parte experiencial del turismo activo de Menorca.

Diversas hípicas repartidas por toda la isla –en zonas como Algaiarens, Cala Galdana, Cala Turqueta, Cala’n Bosch, Son Bou…– ofrecen paseos por horas e incluso excursiones de varios días. Llegar hasta el mar sobre ellos es de esas experiencias que jamás se olvidan.

2 – Senderismo junto al mar por su histórico ‘Camí de Cavalls’

Menorca dispone de un ‘circuito’ senderista único en el mundo; por su valor natural… e histórico: El ‘Camí de Cavalls’. Una ruta que circunvala el perímetro costero de la isla en 185 kms y cuyos orígenes se remontan al siglo XIV cuando –en tiempos del rey Jaime II– se ordenó a los caballeros menorquines mantener un caballo armado para vigilar la costa.

Esta histórica senda fue recuperada para uso público en 2008 y está homologada como Gran Recorrido (GR-223). El ‘Camí de Cavalls’ está dividido en 20 tramos perfectamente señalizados, de distintos niveles, entre los 5,39 kms del más corto (nº 8: ‘Algaiarens-Cala Morell’) y los 13,50 kms del más largo (nº 3: ‘Favàritx-Arenal d’en Castell’). Este camino se puede recorrer a pie, en bicicleta de montaña o a caballo… pero jamás con vehículos motorizados.

3 – Una veintena de Rutas Cicloturistas

Ser una isla prácticamente llana –su cota máxima, Monte Toro, en el centro de la isla, apenas tiene 358 metros– convierte a Menorca en el escenario ideal para la práctica del deporte de las dos ruedas, con bicicleta de carretera o de montaña (BTT).

Una manera relajada y muy saludable de admirar el variado paisaje de la isla. De las seis rutas principales, la más larga es ‘Ciutadella-Ferreríes’, con 16,5 km y unas dos horas de duración; y la más corta, ‘Es Castell-Sant Lluís’, de 6 kms, 30 minutos.

Además de las rutas oficiales de la red de cicloturismo hay cuatro aptas para todos los públicos: ‘Ciutadella-Cala En Blanes’ (5 kms), ‘Ciutadella-Punta Nati’ (4 kms), ‘Ciutadella-Cala Blanca’ (5 kms) y ‘Maó-Sa Mesquida’ (7 kms).

E incluso algunas rutas circulares, con principio y fin en el mismo punto, como la ‘Ciutadella-Galdana-Artrutx-Cala Blanca-Ciutadella’ (55,1 kms, unas 4 horas).

4 – Actividades naúticas: del kayak… al submarinismo

En otoño no apetece tanto el dolce far niente del turismo de ‘sol y playa’… pero sí disfrutar de los encantos de la isla, de forma activa, desde el mar. Una de las prácticas más atractivas es el kayak, que permite descubrir los mil y un recovecos y cuevas de la costa menorquina, imperceptibles desde tierra.

Además, puede realizarse en solitario, en pareja, en familia o con amigos. Otra nos invita a admirar las maravillas ocultas en las profundidades: el diving… o submarinismo.

Con la ayuda de expertos monitores, un ‘bautizo en el mar’ es otra experiencia inolvidable. En Menorca has diversas empresas dedicadas a ello, siendo la mejor zona Fornells, ya que acoge la Reserva Marina del norte menorquín, desde la bahía a Cap Gros.

5 – Parapente: un paseo por las nubes

De Menorca… ¡al cielo! Los vientos que agitan la isla balear permiten otra práctica de turismo activo auténticamente tentadora: el parapente.

Zonas como Monte Toro (la ideal) o Son Bou (para volar sobre el mar, especialmente en mágicos atardeceres) son ideales para vivir esta experiencia absolutamente respetuosa con el medio ambiente, en vuelos-tándem con parapentes biplaza. Y, de paso, admirar el paisaje menorquín desde otra perspectiva… ¡a vista de pájaro!

Más información: www.menorca.es

Deja un comentario

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies