La Muralla China de Huesca

3,6K

Sí, has leído bien. No se trata de una fortificación creada con el fin de protegerse o defenderse de ataques pero sí de una formación que poco tiene que envidiar a la Gran Muralla China. Estamos hablando de la muralla de Finestres o, como muchos la llaman, la Muralla China de Huesca. La verdad es que la naturaleza nunca va a dejar de sorprendernos y es un impresionante patrimonio natural e histórico que tenemos muy cerca de casa.

Se trata de una curiosa y espectacular formación geológica situada entre el ahora abandonado pueblo de Finestres y el embalse de Canelles, Aragón. Es una zona bastante aislada en la que los éxodos han sido protagonistas pero, a día de hoy, ofrece una paz y tranquilidad que es difícil de encontrar en cualquier otro lugar.

Ubicada en la Sierra del Montsec y dejando paso al caudal del Noguera Ribagorzana, tanto el pueblo de Finestres como la muralla tienen una historia que bien merece ser contada. Sin ir más lejos, en la estrecha franja de la muralla y entre las crestas rocosas se pueden apreciar los restos de un castillo medieval y de la ermita de San Vicente, del siglo XI y una auténtica maravilla del románico aragonés.

Su paradero es tan remoto que, para llegar hasta la formación geológica, se recomienda salir pronto por la mañana y hacer el camino en 4×4 (carretera en mal estado) o andar una media de dos horas hasta el pueblo. La ruta se inicia en un desvío que queda muy cerca de la población de Estopiñán del Castillo y, a partir de ahí, comienza un camino por una zona que un día no muy lejano fue conocida por la calidad de su producción aceitera.

La ruta en coche dura aproximadamente una hora y sorprende desde el primer minuto. Recorre lugares muy poco transitados, rodeando el embalse de Canelles, responsable del éxodo del pueblo que tras su construcción en 1960 dificultó el cultivo e hizo que la población quedara aislada. Al final de la ruta encontramos el pueblo abandonado de Finestres pero, desde allí, aún no se puede observar la majestuosidad de la muralla.

Al entrar en el pueblo llama la atención Casa Coix, que destaca sobre las demás. Es la única que se ocupa de forma ocasional y pertenece a una lugareña que nació y vivió con su familia gran parte de su vida en Finestres. Si quieres saber un poco más sobre su historia verás que justo en la puerta de lo que era la iglesia, dedicada a Santa María y de origen románico, hay una dedicatoria escrita con mucho amor para todos los que la visitan.

Es, sin duda, algo en lo que te fijarás ya que mientras el pueblo está despoblado y en bastante mal estado, Casa Coix renace entre los restos. También destacan las ruinas del que un día fue el molino (el cual nos vuelve a recordar la importancia que tenía en la producción de aceite) y el lavadero. Al seguir la única calle que tenía el pueblo vemos dos indicaciones que van a dar a dos ermitas, la ermita de San Marcos y San Vicente. La primera en pie y la segunda en ruinas.

Recomendamos ir andando hasta la modesta ermita de San Marcos (10 minutos) ya que desde allí hay unas impresionantes vistas de la muralla y una inmejorable panorámica del embalse. Se trata, quizás, de una zona privilegiada desde donde poder contemplar la inmensidad y majestuosidad de la formación rocosa calcárea. Justo en el lado derecho podrás encontrar un banco en el que poder contemplar el embalse y el paisaje que nos regala una vez más la sierra del Montsec.

Respira hondo, inspira e expira ya que posiblemente te encuentres sentado en uno de los bancos más bonitos de todo el país. No exageramos. Desde allí se puede escuchar el ruido del agua del embalse, el viento contra las ramas de los árboles, los pájaros e incluso la respiración ya que es un enclave poco concurrido y eso lo hace aún más especial.

Por todo esto y mucho más La Muralla China de Huesca es, sin duda, un espectáculo geológico digno de conocer.