Reza Come Ama y III

por Olivia Oporto

Hemos amado (con lujuria) y hemos comido, (con gula) , y como en ambos casos hemos pecado ahora toca rezar…
Confieso que durante mi época romana no visité un gran número de iglesias de las más conocidas por el viajero, pero si es verdad que tuve mis breves momentos de recogimiento en algunas pequeñas iglesias de barrio, de una belleza tan asombrosa que parecía increíble que estuvieran escondidas en pequeñas plazas o callejuelas que no las permitían destacar entre las “grandes” de la ciudad.

Es curioso que durante mi estancia en Roma, donde más se palpa la presencia de la religión católica en todo momento, yo experimenté por primera vez mi acercamiento al budismo a través de Linda y Filippo, grandes amigos que me llevaron de la mano a conocer lo que yo vivo como una filosofía, (me gusta más que religión) y en la que he encontrado maneras de pensar y de afrontar la vida que encajan mucho con mis propias ideas acerca de lo que hacemos aquí. hinduDe hecho en el mundo del cine en el que transcurría mi vida profesional de entonces, había un sinfín de personas que se declaraban budistas, lo que es evidente que en cierta manera formaba parte también de una moda del momento. En el caso de los actores que frecuentaba entendía muy bien que el budismo les ayudara a combatir el día a día de lo que supone una sucesión de castings, “call-backs”, “provini”, y en definitiva una vida en la que están a prueba constantemente. La incerteza, la duda, la ansiedad, estar pendiente del teléfono en cada momento. Hablo evidentemente de actores principiantes, de gente que combinaba sus trabajos de lo que fuera con su sueño de actor (lo de los Actores con mayúscula es otro mundo). Es como si cada uno de nosotros, comunes mortales, tuviéramos que hacer diariamente una entrevista de trabajo para seguir adelante. De locos…

Volviendo a las iglesias de la ciudad tengo que decir que mi preferida sin lugar a dudas es la basílica de San Paolo. La primera vez que disfrute del lugar fue hace muchos años en uno de mis primeros viajes a Roma y la verdad es que quede impactada por su majestuosa belleza.

Puede ser que ya entonces que fuera precisamente esa mi iglesia favorita estaba vinculado al hecho de que en un futuro yo tendría mi proprio San Paolo esperándome en Roma, ya que fue Paolo, Pablito, mi amigo del cuore, mi alma gemela, la persona que me cogió de la mano cuando aterricé en Roma y quien solo la soltó el día que decidí volver a casa. Y en la distancia ahí sigue conmigo.

san paolo-modOtra bella iglesia que aparece algo menos en la ruta del viajero habitual es la Basilica di San Clemente, situada en la plaza del mismo nombre en el barrio de San Giovanni, no muy lejos del Colosseo. Esta iglesia destaca por encerrar en su estructura un verdadero paseo por la historia desde los inicios del cristianismo hasta la edad media. Es un lugar realmente fantástico que hay que visitar el día que queráis dedicaros a caminar por las iglesias de la ciudad.
En la zona del Pantheon, que es una de mis zonas preferidas de Roma a pesar de las hordas de turistas que invaden el lugar, se encuentra la iglesia de Santa Maria sopra Minerva, en la plaza que lleva su nombre. Es una bella y acogedora iglesia en una zona realmente bonita, entre el Pantheon y la maravillosa libreria Feltrinelli de Largo Argentina en la que tantas y tantas horas transcurrí durante mi estancia romana.

Y sin movernos mucho de la zona del Pantheon, justo detrás de la Piazza Navona está la iglesia barroca de Santa Maria de la Pace, otra bella iglesia que “camuflada” entre la majestuosidad de la maravillosa piazza contigua a veces pasa desapercibida, pero que también merece la pena visitar. Muy cerca de allí se encuentra uno de los mejores restaurantes españoles de tapas que hay en Roma, un lugar en el que recuerdo que un día coincidieron la gula y la lujuria, pero como hoy estamos rezando no os lo voy a contar.

IMG_0850No voy a cerrar el capítulo de las iglesias sin hablar de San Pietro, la magnifica basílica, la majestuosa, la grandiosa, la que cuando llegas desde la Via della Conciliazione miras con asombro y te es imposible apartar la mirada de su imponente fachada. En San Pietro he tenido siempre sentimientos encontrados, uno no puede dejar de admirar objetivamente su belleza increíble, sus tesoros artísticos, su arquitectura, y a la vez te preguntas si ese tipo de construcción, esas riquezas, esa ostentación encaja realmente con el espíritu de lo que debería ser la iglesia. Siempre que me he acercado al Vaticano he reflexionado sobre lo mismo, y más aún el día que conseguí traspasar los muros de la ciudad para acceder a su farmacia internacional. La farmacia mejor surtida de toda Roma, en la que se encuentran los medicamentos más difíciles o incluso prohibidos en las farmacias que están más allá de los muros y que te hace entender que hasta en eso son privilegiados los ciudadanos de ese mini-país.

Es posible que una de las mejores cosas que me regaló el Vaticano fueran las cenas de los lunes por la noche en casa de Massimo, un ocupadísimo y estresado banquero cuya casa estaba situada justo frente al Cupolone (la cúpula de San Pedro). Mentiría si no dijera que los tortellini rellenos de calabaza que cada fin de semana traía de su pueblo no sabían mucho mejor frente a esa vista que cortaba la respiración. En esas ocasiones y frente a ese panorama impresionante intentaba rezar, pero de nuevo la gula me podía.

Y ahora con algo de nostalgia y después de haber amado mucho, comido bastante, y rezado algo menos, cierro la trilogía romana con destino a Sicilia….otro de mis paraísos soñados.

Hasta pronto,

Olivia

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1 comentarios

María Teresa O. 05/11/2015 - 10:21

Querida Olivia, que maravillosas sensaciones leyendo tu particular visión de Ama, Come, Reza. Es Roma, nuestra Roma, que en mi caso y con innumerables visitas turísticas desde la primera vez que me dejé llevar, siempre me ha parecido maravillosa (irritante también), pero gana la ternura que me inspiran todos sus rincones y ya sabes la “sana envidia” al saber que tú vivías allí.
Me considero privilegiada y hasta la siento un poco mía, pues cuando alguien me pregunta si la conozco, no paro de hablar y hablar y por supuesto recomendar la visita, ya sea fin de semana o algunos días más. Siempre nos queda algo por descubrir. Un besazo y gracias.

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