De deportes y viajes

por Olivia Oporto

Hay una infinidad de motivos para viajar y todos ellos son igual de válidos ya que en definitiva nos mueven a conocer nuevos mundos y a vivir nuevas experiencias, y entre ese millón de motivos me consta que el amor por el deporte es uno de ellos.

En estos últimos días he pensado mucho en esta circunstancia, cuando tras la celebración del sorteo de la Champions League ha salido entre los emparejamientos de equipos una combinación tan atractiva deportivamente como a nivel de posible viaje. La Juventus de Turín frente al FC Barcelona. Turín y Barcelona, dos maravillosas ciudades completamente diferentes pero con un sinfín de atractivos para el viajero, y un trepidante partido de por medio entre dos de los grandes equipos de Europa, es una excusa inmejorable para disfrutar de unos días de turismo en ambas ciudades.

Fui consciente del resultado del emparejamiento cuando solo había transcurrido un minuto desde la celebración del sorteo y recibí más de una docena de mensajes de grandes amigos “tifosi” que habían decidido que no había mejor ocasión para venir a Barcelona que ese ansiado encuentro. Me consta también que las compañía aéreas son conscientes del “tirón” ya que en cuestión de horas los precios de los billetes se multiplicaron por dos. Por otro lado se trata de una semana de abril que en el caso de Barcelona hace coincidir en las mismas fechas el partido de Champions, el Salón Internacional de Turismo de la ciudad y la fantástica diada de Sant Jordi. La verdad es que no se puede pedir más….Bueno si como seguidora del Barça yo me pido un resultado a favor nuestro (lo siento por mis queridos tifosi pero es así).

El fútbol es por tanto uno de los deportes que mueve millones de personas en viajes por toda Europa para seguir a los suyos. Tengo grandes amigos que no se han perdido nunca una final en la que su equipo se lo juega todo, y sé que han aprovechado muy bien el tiempo para recorrer la ciudad, para conocer a su gente, y para disfrutar de esa euforia previa que antecede a las grandes citas deportivas. Salvo contadas ocasiones, en las que los seguidores no saben comportarse, la gran mayoría de estos viajes han sido experiencias únicas que los aficionados conservan como el más preciado de los recuerdos. Si encima el resultado acompaña pues la felicidad es completa (Sin embargo se de muchos “culés” que tardaron años en volver a Atenas…).

Pero no se trata sólo de fútbol, hay muchísimas citas deportivas que hacen mover al viajero ya sea como espectador o como participante. Una de las que más interés me despierta es la Maratón de Nueva York que año tras año reúne a viajeros de todas las partes del planeta para participar de la que para mí es la hazaña más admirable de entre todas las disciplinas deportivas. Puedo imaginarme el entusiasmo del que prepara su maleta para desembarcar por primera vez en Nueva York y luego disfrutar del privilegio de trotar incansablemente por sus calles hasta cruzar la meta en el km 42,195.

Se también de amantes del mundo del motor que han recorrido el mundo para ver pruebas de Formula 1 o de Moto GP, y de seguidores de Rafa Nadal que han organizado sus vacaciones para poder disfrutar del mallorquín en un torneo del Grand Slam.

Hay quien prefiere hacer vacaciones en enero o febrero para no perderse una Super Bowl, o quien no renuncia a seguir el Tour de Francia en directo desde cualquiera de las pintorescas localidades por las que pasa el pelotón.

Pero es evidente que son los acontecimientos como la Copa del Mundo de Fútbol o los Juegos Olímpicos los eventos deportivos que más viajes concentran a su alrededor, y son en la mayoría de casos una gran ocasión para conocer aquel lugar que aún teníamos pendiente.

Para quien ha tenido la suerte de vivir en una ciudad olímpica no hay nada tan especial como redescubrir su ciudad a través de los ojos del viajero que atraído por una gran cita deportiva descubre una ciudad renovada, entusiasta y orgullosa por mostrar al mundo todo lo bueno que puede ofrecer. Sin ningún género de dudas sigo pensando que una de las ciudades que en mi opinión supo aprovechar mejor el encendido de la llama fue mi querida Barcelona.

Así que sea por el fútbol, el tenis, las motos, la natación sincronizada, el badmintón, el golf o el rugby, lo importante es seguir viajando…y no parar!

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